jueves, 28 de marzo de 2013

FELIZ PASCUA


 

                   LOS “HUEVOS” DE LAS PASCUAS

 

   Junto a las religiones instaladas en estas latitudes, también lo hicieron sus celebraciones y costumbres gastronómicas.
     Así queda a contrapelo la ingesta  de invierno en pleno verano, en la Navidad y también los huevos de Pascua.
    El origen de la tradición de comer huevos al finalizar el invierno, en el norte, serían una reminiscencia de la Edad de Hielo. Tras el duro invierno, cuando apenas quedaban provisiones, con la llegada de la primavera volvían las aves desde el sur. Éstas  empezaban a poner huevos, que alimentaban a los hombres hasta que podían volver a cazar.
     Desde la Edad Media, diversos pueblos (chinos, egipcios, hindúes, persas, galos, romanos) han considerado el huevo como símbolo universal de la vida, relacionado con esta época de renacimiento primaveral.
     El huevo como la matriz de vida, creación, nacimiento.
    También el huevo de pascua participa en los ritos del “Séder” judío, que simboliza en este caso el duro corazón del faraón que no dejaba salir al pueblo hebreo.
    Posteriormente, los cristianos lo tomaron como representante de la resurrección de Cristo.
    Entre los siglos IX al XVIII, la Iglesia prohibió el consumo de huevos durante la cuaresma, por considerarlo equivalente a la carne. La gente comenzó a cocerlos y pintarlos para diferenciarlos de los frescos y poder consumirlos. Con el tiempo esta tradición se incorporó a la festividad de Pascua de Resurrección y actualmente es un símbolo universal.
   El hecho de asociar el huevo a la fertilidad y por coincidir la Pascua con la estación primaveral, estación fértil por excelencia, hace que se establezca por toda Europa como símbolo de la Pascua. De modo que rápidamente los pasteleros de época comenzaron a elaborarlos utilizando distintos ingredientes. Primero fue el azúcar, luego el chocolate. Desde entonces las Pascuas se celebran con chocolate.
    Cabe recordar que el chocolate, producto del árbol de cacao, llega a Europa desde América en el siglo XVII.
     No se conocen con certeza los orígenes de la planta de cacao. Algunas teorías proponen que su diseminación empezó en las tierras tropicales de América del Sur, de la cuenca del río Orinoco o el río Amazonas, extendiéndose hasta al sureste de México. Otras plantean que ocurrió lo opuesto: se extendió desde el sureste de México hasta la cuenca del río Amazonas. Lo que se tiene por hecho sí, es que las primeras evidencias de su uso humano se encuentran en territorio mexicano.
     El chocolate era consumido como bebida medicinal y estimulante por los Mayas, mucho tiempo antes de la llegada de los españoles.
     Acerca de la costumbre de esconder huevos pintados en los jardines de las casas, no se conoce un motivo específico. Sólo  para la alegría y regocijo de los niños que los encuentran.
     Para algunos, en muchos países, la búsqueda del huevo escondido simboliza la persecución de Jesús por parte de Herodes y los engaños puestos por Dios para evitar ser encontrados          
     ¿Y el conejo? ¿Por qué se suma el conejo a la Pascua?
     Aunque sus orígenes no están muy definidos, se supone que la elección del conejo se debe a su conocida capacidad de procreación, de gran valor simbólico en unas fiestas dedicadas a la fertilidad de la tierra.
     Desde antes de Cristo, el conejo era un símbolo de la fertilidad asociado con la diosa fenicia Astarté, a quien además estaba dedicado el mes de abril. En alusión a esa diosa, en algunos países a la festividad de pascua se la denomina "Easter".
    Easter era originalmente la festividad de la primavera para honrar a la diosa teutónica de la luz.
     Ya en el siglo VIII los anglosajones habían transferido dicho nombre a la fiesta cristiana que designa la celebración de la Resurrección de Cristo.

     En la tradición cristiana se transmite desde entonces, una leyenda sobre el origen del conejo de Pascua. Un  relato cuenta que un conejo estuvo encerrado en el sepulcro junto a Jesús siendo testigo de su resurrección.
    Al haber presenciado el milagro y salir de la cueva junto con Jesús, fue elegido como el mensajero que comunica y recuerda a todos la buena nueva, la resurrección, regalando huevos pintados.
   Actualmente las leyendas y tradiciones culminan en la costumbre de regalar huevos de chocolate durante la Pascua, a modo de presente, ejemplarizando con el huevo la manifestación de la resurrección de Cristo, en cuerpo presente.
    El huevo de Pascua como regalo forma parte de la fraternidad y unión familiar del mismo modo a como ocurre con Papá Noel en Navidad.


Jorge  Nocetti  Ruiz


viernes, 22 de marzo de 2013

EL CUMPLEAÑOS DE DOÑA LETICIA



EL  CUMPLEAÑOS  DE  DOÑA  LETICIA


     Eran  las  once  de  la  mañana  de  un  fresco  domingo  otoñal.
     Nelson,  recién  llegado  limpiaba  y  ordenaba  meticulosamente  los  utensilios  de pesca.
     En  la  casa  no  había  nadie.  Su  esposa  y  su  hija  ya  no  estaban.
     No  había  sido  un  buen  día.  Desde  las  siete  de  la  mañana  en  la  Escollera  y tan  sólo  un  pejerrey.  Minutos  antes  de  decidir  poner  fin  a  la  espera  empezaba  el  pique. La  pesca  siempre  fue  su  devoción  pero  él  se  tenía  que  ir.  Su  consuelo  fue  no  volver  con  las  manos  vacías.
     Luego  de  haberse  afeitado  y  bañado,  ya  casi  el  mediodía,  el  timbre  del teléfono  avisaba  que  alguien  quería  comunicarse.

     -¿Nelson?  ¿Vas  al  cumpleaños  de  tu  suegra,  no?-

     -Buen  día  Martínez.  ¿Cómo  estás  tú?  Yo  ya  estoy  pronto.  Hasta  me  perfumé para  ir  al  cumpleaños  de  la  señora  madre  de  tu  esposa  también.

     -Está  bueno  que  te  hayas  perfumado  porque  me  imagino  que  fuiste  a  la Escollera.  Y  con  ese  aromita  no  vas  a  ir  a  hacerle  honores  a  Doña.
     Siempre  el  mismo  alcahuete  Nelson.  Te  gustan  los  mimos  de  la  vieja.  Vas  a ser  un  calzonudo  de  las  mujeres  toda  tu  vida.  ¿No?
     Tu  mujer  y  la  gurisa  ya  se  fueron  ¿verdad?  No  te  esperaron,  ahora  tenés  que arreglártelas  solo  viejo,  y  garanto  que  hasta  te  dejaron  algún  fardo  pa  que  lleves. Y  todavía  el  muy  cornudo  que  tiene  auto  porque  se  rompe  el  culo  laburado como  esclavo,  se  toma  el  bondi  ¿no?

   -Sabes  que  no,  ellas  me  dejaron  el  coche  para  que  pudiera  disfrutar  un  rato mas  de  la  pesca  y  sobre  la  cama  tendida,  mi  ropa  estirada  y  la  camisa  planchada  en  una  percha.

    -Te  están  cagando  Nelson.  Cuando  una  mina  te  trata  así  es  porque  tenés mucha  guita  y  le  bancás  los  caprichitos  o  porque  anda  en  otra,  abrí  los  ganchos viejo.  A  que  dos  por  tres  va  a  la  peluquería,  se  afeita  las  gambas,  se  compra calzones  nuevos,  modernos  de  esos  de  medio  culo  afuera.  O  aparece  con  algún perfume  de  esos  eróticos  que  venden  en  las  oficinas  públicas  donde  explota  el currito  ese  de  telefonista.  ¿Acaso  crees  que  es  pa  vos?  ¿Alguna  vez  se  los  puso pa  revolcarse  contigo?   Tené  cuidao,  después  no  digas  que  no  te  avisé,  guarda  al piojo,  ¿Ta?-.

          -Maria  Elena  y  Elenita  se  fueron  temprano,  porque  iban  a  hacer  tallarines caseros,  de  los  que  le  que  le  gustan  a  su  madre.  Fueron   en   taxi  porque llevaban  muchas  cosas,  así  pasaban  por  tu  casa  y  levantaban  a  Maruja  que  les iba  a  ayudar.  ¿Tú  no  estabas?-

    -No,  me  rajé  temprano  papá,  sabés  que  aquella  apola  hasta  tarde.  Los  pica piedras  jugaron  de  mañana.  Y  no  me  hablés  de  fútbol  que  volví  re-caliente  con el  maldito  cuervo.  Nos  cagó  descaradamente  el  hijo  de  puta.
     Si,  Marujita  se  fue  a  tomar  la  teta  y  el  marido  ahora  se  tiene  que  buscar ropa  para  cambiarse,  porque  no  me  dejó  nada  pronto.  Pero  se  va  a  joder,  voy  a ir  así,  como  vine  de  la  cancha.
Así  que  te  dejó  el  coche  che,  te  dio  un  dulce  pa  comprarte.  ¿Venís  o  no?-.

     -Tranquilo  Martínez,  está  todo  en  orden,  puedes  pensar  lo  que  quieras.  Yo estoy  de  acuerdo  que  se  haga  el  gusto  y  sea  coqueta,  me  gusta  verla  linda.
     Paso  por  la  confitería,  compro  unos  bombones  y  después  te  voy  a  buscar. ¿Está  bien?-     
   
     -Está  bien,  está  bien,  hacé  lo  que  quieras.  Yo  no  tengo  apuro-.

Nelson  compró  bombones  y  pasó  por  la  florería.
     La  casa  de  la  suegra  quedaba  a  mitad  de  camino  de  la  de  Martínez.
     Fue  a  buscar  a  su  con-cuñado  y  volvió  para  el  cumpleaños.
     Martínez  ya  había  cerrado  su  casa  y  esperaba  parado  en  la  vereda.  De  camisa de  manga  larga  con  los  puños  remangados  y  por  fuera  del  pantalón  debido  a  su pronunciado  abdomen.  Un  cigarrillo  en  la  boca,  el  suéter  al  hombro  y  las  manos en  la  cintura.

     -¡Ya  era  hora  viejo!.  Yo  muriendo  de  hambre  y  el  señor  perdiendo  el  tiempo por  ahí.  Mi  mujer  no  fue  capaz  de  dejarme  aunque  más  no  fuera  un  pan  con queso  y  dulce.  Nada.
     Pa  que  mierda  compraste  flores  si  la  vieja  no  las  puede  ver,  de  lambeta  no mas.
    ¿Y  cómo  te  fue  con  la  cañita?  ¿Habrás  ido  al  pedo  como  siempre,  a  abrir  la boca  como  los  otros  viejos?   A  que  no  sacaste  nada-.

     -Un  pejerrey.  Disfruté  igual,  volví  satisfecho.  Una  mañana  de  pesca  para  mí es  una  terapia  contra  el  estrés.  Vas,  te  sientas,  miras  el  mar,  respiras  aire  fresco,   te  renuevas  espiritualmente.  Calmas  los  nervios,  quedas  mansito,  de  buen  humor, deberías  probar-.

     -Dejáte  de  joder.  Te  aburrís  como  un  hongo.  Te  cagás  de  frío  por  nada  y volvés  jediendo  a  pescao  podrido,  andá…
     Me  pudro  si  voy.  Ey,  espera.  ¿Acaso  estás  insinuando  que  yo  soy  nervioso, que  tengo  estrés  y  mal  humor?
     Justo,  mírate  bien.  ¿Quién  habla?
     ¡Tú  sí  necesitas  eso!  Porque  sos  un  sometido.  Estás  contenido  porque  en  tu casa  las  mujeres  no  te  dejan  ni  abrir la  boca.  Claro  que  tenés  que  ir  por  aire fresco.  Porque  vivís  ahogado,  oprimido  por  las mujeres,  dejá.  Bueno,  capaz   que ellas  te  cagan  a  pedos  y  te  mandan  a  pescar  pa  que  no  jodas,  pa  poder  achatar el  culo  sin  que  las  molestes-. 

     -Al  menos  las  tengo  contentas,  satisfechas,  y  eso  me  hace  feliz-.

     -¿Qué  querés  decir?  Ahora  le  vamos  a  preguntar  a  la  Maruja  a  ver  si  está desconforme  con  el  maridito  que  tiene.  No  tiene  nada  que  decir.  ¡No  le  falta nada!
     ¡Sarna  pa  rascarse  le  falta!  Porque  yo  le  doy  todo  lo  que  una  mujer  necesita.
     ¿De qué  se  puede  quejar?  Yo  la  trato  bien,  fijáte,  está  gorda  como  una chancha,  es  una  bacana  ¿qué  mas  quiere?.  Eso  sí,  alguna  vez  que  he  llegado  del laburo  y  no  tiene  la  comida  pronta,  se  ha  ligado  algún  que  otro  boleo  en  el ojete,  pero  bue,  se  lo  merece  ¿no?  Si  está  desconforme  te  juro  que  no  la entiendo-.

     -Tranquilo  Martínez,  las  mujeres  no  son  para  entenderlas,  son  para  quererlas.
     Llegamos-

     Martínez  bajó  del  auto  de  Nelson  en  la  calle  y  fue  derecho  a  la  cocina.  Entró  a  la  casa  llamando  a  Maria  Elena  para  que  le  abriera  el  portón  a  su marido.
 
    -Acá  llegó  Martínez  mi  suegra  ¡Feliz  cumple!-  le  gritó  al  pasar.
     ¡Qué  bien  huele  ese  tuquito,  vengo  loco  de  hambre!   Menos  mal  que  no vinieron  temprano  a  rascarse  el  culo,  algo  hicieron.
     Me  imagino  que  la  abuela  les  habrá  hecho  aprontar  un  aperitivo  para  su yerno.  Por  lo  menos  ésa  atención  me  merezco  por  haber  venido  ¿no?  O  tengo que  esperar  que  sirvan  al  que  tiene  guita  y  viene  con  flores  y  bombones-.
     ¿Qué  hacés  Elenita?  Vos  también  estás  con  la  onda  de  peluquería  y  maquillaje.  ¿Ya  estás  queriendo  guerra  con  quince  años?  Bue  tendrás  a  quien salir  porque  mi  cuñadita,  ella  siempre  está  pronta  pal  golpe.  Ta  bien,  el  tipo  se va  de  madrugada  y  vuelve  a  medianoche,  que  mierda.  Cansao  como  un  bicho    no  le  quedan  fuerzas  pa  cumplir.

     Maria  Elena  recibió  a  su  esposo  con  un  beso  y  del  brazo  entraron  a  la  casa dirigiéndose  a  la  sala  donde  estaba  doña  Leticia.

     -Mamá,  Nelson  te  trajo  flores-.

     Antes  que  la  anciana  contestara,  Nelson  se  inclinó  dándole  un  beso  en  la frente  y  puso  su  cara  para  que  la  homenajeada  lo  besara.  Doña  Leticia  agradeció el  gesto  con  una  caricia  desde  su  silla  de  ruedas.  Nelson  puso  sobre  sus  piernas los  chocolates.  Como  también  es  ciega,  le  tomó  la  mano  derecha  y  le  hizo sostener  la  caja  de  bombones.  Mientras  ella  con  la  otra  mano  se  acercaba  las rosas  para  apreciar  su  aroma.

     –Que  tenga  muy  feliz  cumpleaños  Abuela-.




     Jorge Nocetti Ruiz
      


miércoles, 20 de marzo de 2013

SECRETO EN SILENCIO




Secreto en silencio



No hay ley o religión

que se eleve hasta la verdad

orgullosa hipocresía

sepulta

la mentira

en la edad de la injusticia

hay memorias dolorosas

en cada lágrima

germinan ilusiones

eufóricas

pariendo el futuro

semillas de gloria


la paz que mi sueño espera…



                                                               Jorge Nocetti Ruiz

domingo, 17 de marzo de 2013

LIBERADO




 LIBERADO

Eran  casi  las  doce.  Como  desde  hace  varios  años,  don  Mario  se  disponía a  pasar  al  comedor,  donde  almuerzan  los  de  buena  conducta.
En  un  rincón  de  la  celda,  una  pequeña  palangana.  El  hombre acostumbraba  a  mojarse  las  pocas  canas  que  le  quedaban.  Por  tradición  se sentaba  a  comer  bien  peinado.
El  puerta  llegó  antes  esta  vez.  Él  no  estaba  listo.

-Ya  voy-  Contestó.

-¡Juntá  los  harapos  que  te  vas  viejo!.

-¿Me  vinieron  a  buscar?  ¿A  dónde  me  llevan?-

-Nadie,  estás  libre  nada  más.

Y  entonces  don  Mario,  ocultando  una  tibia  alegría  fue  despidiéndose  de todos  con  quienes  se  cruzaba.
Le  entregaron  el  anillo,  el  cinturón  y  la  billetera,  a  la  que  solo  le  quedaba  la  foto  de  una  muchacha  bonita  y  el  documento.  Pidió  llamar  a  su  casa para  que  lo  buscaran.  Quizás  nadie  supiera.  En  principio  le  quedaban  todavía  más  de  dos  años.
La  voz  de  una  grabadora  le  indicó  que  ese  número  ya  no  existía. Tampoco  los  celulares,  ni  al  abogado  halló.

La  última  vez  que  vino  su  mujer,  hizo  un  año,  fue  para  reprocharle.  Para culparlo  por  la  adicción  a  las  drogas  en  que  había  sumido  su  hija  adolescente  y su  trágico  final.

El  policía  burlándose  le  dijo:  -Ya  no  existís  viejito-.

Caminó  durante  horas  sin  rumbo,  sin  dinero,  sin  esperanza,  tampoco  dignidad.  Llegó  hasta  la  escollera  y  se  sentó  a  esperar  el  ocaso,  en  la  última piedra.

El  abogado  recién  llegado  del  exterior,  confirmaba  en  la  mañana  siguiente que  se  había  levantado  el  embargo  contra  don  Mario.  El  Banco  americano reconoció  al  final  que  fue  un  error  administrativo.  El  hombre  era  inocente  del fraude  y  le  repondrían  sus  bienes,  habría  indemnización.
–Le  voy  a  devolver  las  ganas  de  vivir  al  hombre-  Dijo  al  comisario.  Y que  lo  tendría  que  preparar,  porque  además  su  esposa  hacía  un  mes  que  estaba internada,  grave,  con  cáncer  de  páncreas.
-Su  cliente  fue  liberado  ayer,  doctor-.

En  la  Prefectura  del  Puerto,  un  pescador  de  amanecer  entregaba  lo  que había  encontrado.  Al  final  de  la  escollera  junto  a  un  par  de  zapatos  de  hombre: Una  billetera  vacía,  con  un  documento  y  la  foto  de  una  muchacha  bonita.   


                                                                                          
       Jorge Nocetti Ruiz

miércoles, 13 de marzo de 2013

DON ANSELMO Y RIGOBERTO



DON  ANSELMO  Y  RIGOBERTO


Cuando  en  el  vecindario  ocurre  algo  que  nadie  cree,  lo  involucran  a  Rigoberto.

El  camino  que  une  al  pueblo  con  la  ruta  que  va  al  norte,  pasa  por  la  estación  del  ferrocarril  y  más  adelante  por  el  arroyo  de  las  ánimas,  si  la  inundación  lo  permite.
Como  a  dos  leguas  después  de  cruzar  las  vías,  de  este  lado  del  arroyo,  está  el  almacén de  don  Anselmo.
Encorvado  por  la  historia  y  con  el  pelo  blanqueado  por  escarchas  eternas,  el  anciano  vive  solo  y  él  mismo  atiende  su  almacén  de  ramos  generales,  fonda  y  hospedaje.  Carreros  y  troperos  que  vienen  de  lejos  a  comerciar  al  pueblo  o  a  la  estación,  hacen  allí  su  parada.  Comen,  beben  y  le  buscan  la  boca  al  viejo  que  siempre  tiene  alguna  historia  fantástica  para  contar. Mayormente  relatos  de  las  aventuras  de  su  amigo  Rigoberto,  siempre  entreverado  y  protagonista  en  cientos  de  bravías  reyertas.
Las  historias  pintan  al  desconocido  Rigoberto  como  el  matón  más  despiadado,  con  varias  muertes  en  su  haber.  Sus  mentas  han  trascendido  por  años  en  los  pueblos  de  la  zona.

El  tren  pasa  dos  veces  por  semana  por  lo  que  don  Anselmo  siempre  tiene  algún  cliente.
El  hombre  ya  no  transpira  pero  sus  camisas  llevan  sudores  viejos.
No  se  le  conoce  mal  humor,  ni  bueno  tampoco.  Camina  lento  y  dos  por  tres  revolea  el roído  trapo  de  bolsa  que  cuelga  de  su  hombro.  Sacude  el  polvo  de  la  tosca,  espanta  las  moscas y  reniega  con  Rigoberto,  habla  con  él,  le  pregunta  cosas  y  a  veces  hasta  lo  rezonga  en  voz  baja.
En  el  fondo,  donde  nadie  lo  ve,  ahí  se  despacha  y  le  habla  fuerte.

-¡Deberás  bañarte  un  día  de  estos  Rigoberto!  ¡Ya  no  te  soporto!
Se  han  caído  varios  calendarios  desde  la  última  vez  y  como  siga  la  sequía,  no  quiero  saber,  ni  pensar es  bueno.
Está  por  venir  el  turco  que  vende  jabones,  vete  preparando  porque  como  sea  te  toca  baño.

Nadie  ha  visto  ni  oído  al  tal  Rigoberto.  Cuando  le  preguntan  a  don  Anselmo,  solo  dice que  es  su  mejor  amigo.
-Es  huraño,  muy  feo,  lleno  de  cicatrices  y  además,  sucio.  Ha  peleado  con  cuanto  forajido  se  le cruzó.  Llegó  un  día  más  muerto  que  vivo,  venía  huyendo  de  su  peor  batalla-  Comenta  el  viejo.

Cuentan  algunos  huéspedes  que  por  la  noche  les  han  revuelto  las  alforjas,  que  les  ha faltado  comida.  Se  han  despertado  con  el  mal  olor  pero  al  encender  el  candil,  el  extraño  ser desaparece.  Nadie  ha  logrado  ver  al  hurgador.
Una  vez,  en  un  bar  del  pueblo  dos  parroquianos  discutían  sobre  Rigoberto.  Uno  negaba que  existiera,  que  el  mismo  viejo  maniático  inventaba  las  historias.
Otro  afirmaba  que  era  un  revolucionario  traidor  de  Aparicio,  que  se  había  hecho  matrero y  de  cobarde  se  escondía.

El  turco  llegó  con  su  alegría  y  sus  jabones.

-No  turco,   mi  amigo  Rigoberto  ya  no  está,  lo  enterré  ayer,  murió  cansado  de  la  vida.
Un  arriero  que  no  corretea  majadas,  que  ya  no  pelea  ni  con  las  ovejas,  se  angustia  y  muere.
Aquel  viejo  perro  ya  es  historia-.



                                                                                              Jorge Nocetti Ruiz


viernes, 8 de marzo de 2013

LA BANDERA DE JAPÓN



LA BANDERA DE JAPÓN


Si tuviera que diagramar mi vida, la imagen sería cual el rastro de un caballo de ajedrez, que anduvo peregrinando libre y sin rumbo.
Adelante, atrás, a un lado y a otro, tantas veces en el tiempo que llenaría un tapiz de giros y líneas sin final.
Y si un pincel inspirado le diera color, sobre el fondo verde hierba, pintaría  impetuosos espirales de azul mar, transformándose en el espumarajo blanco de las olas desvaneciéndose en la orilla.
Las curvas bien marcadas con el rojo del vino y el ámbar del whisky.
Como un torbellino de colores y múltiples texturas,  pintaría los amores fracasados.
Una hermosa acuarela sin nombre, identificada por el desorden y la falta de prolijidad.
Como la pluma que pierde el ave en frenética picada buscando la presa que hace tiempo se escondió, mi vida desciende hacia el abismo de la soledad.

La magia del amor me embistió. Ése amor que nos deja sin hambre me ha encontrado.  Maravilloso hechizo capaz de detener el vértigo.

Entonces el artista pinta la Bandera de Japón y me define.
Sobre la tela cubierta de paz, resalta en el centro, un enorme circulo rojo que dice “Detente, ha llegado el momento de interrumpir la carrera. Ahora es tiempo de navegar en las aguas de  la felicidad rumbo al sol del oriente, hacia aquel horizonte donde se renuevan los días”.





Jorge Nocetti Ruiz



martes, 5 de marzo de 2013

Mesa tres...




Mesa  tres.


Afuera  la  escarcha  de  junio.
Sobre  la  mesa  tres  un  café  sin  azúcar  frente  a  una  taza  de  chocolate,  para  él.
Ni  el  perjurio  distrae  el  azote  de  las  miradas.
Lágrimas  que  bajan  el  velo  de  la  mentira.
No  fue  espontáneo  el  aborto,  confiesa  Virginia.
Se  apagó  la  luz  del  amor  sembrado.
Ya  no  hay  madre  y  el  apellido  de  José  fue  una  quimera.


Aquel  engaño  enmudece  las  preguntas.


José  apoya  en  sus  labios  el  filo  de  la  taza  con  aroma  de  razones  confundidas.
La  borra  del  café  pide  perdón,  el  vapor  del  chocolate  lo  derrite.
Se  secan  las  palabras  y  humedecen  las  miradas.
La  mesa  tres  se  inunda  de  silencio.
El  vacío  ahoga  los  ojos  de  la  mujer.
Y  los  pasos  del  hombre  se  alejan  resquebrajando  el  hielo.




Jorge Nocetti Ruiz